ESPAIS DE FRONTERA. GÈRERE I TRADUCCIÓ
Conceptos clave
· Introducción
· El género y la traducción: estado de la cuestión
· El género y la traducción literaria
· Momento musicale
Pilar Godayol, doctora en teoría de la Traducción, traductora jurada y profesora titular de la Facultat de Ciències Humanes, Traducció i Documentació de la Universitat de Vic desde 1993, coordina el grupo de investigación “Estudios de género: mujer y sociedad” de la UVic y es miembro del grupo de investigación “Editoriales, traducciones y traductores en la Cataluña contemporánea” también de la UVic. Ha publicado diferentes trabajos sobre género, literatura chicana e historia y teoría de la traducción, entre los que se encuentra el libro que nos ocupa, Espais de frontera. Gènere i traducció.
Espais de frontera. Gènere i traducció es un estudio sobre la traducción desde un marco teórico posestructuralista, que nos invita a adentrarnos de la mano de la autora en el área fronteriza, sitio de nadie, donde residen aquellos que, de forma voluntaria o involuntaria, buscan puentes para dar voz a quienes se les ha negado, por medio de las palabras y, en último término, de la traducción.
En toda zona limítrofe se establecen desiertos, como indica Godayol. Quienes construyen las fronteras logran de esta manera, mantener al otro fuera de sus territorios, creando exclusiones y excluidos, dominancia y dominados. Pero en los desiertos también aparece la primavera. Si nos aceptamos tal y como somos y, a la vez, aceptamos al otro con toda su complejidad, podemos interactuar de una manera productiva, construyendo puentes de transmisión fluida y dinámica de unos a otros y viceversa.
Viure ni a dins ni a fora és l´alternativa al bloqueig emocional.
Las fronteras son el mejor lugar para la comunicación entre culturas, y solo los que no tienen miedo a ocupar posiciones intermedias, entre fronteras, son capaces de entender los conocimientos mixtos que no son ni de dentro ni de fuera, sino la confluencia natural surgida del contacto, del mestizaje. Las expresiones mestizas pueden desafiar y subvertir las corrientes dominantes y hacerse oír, desde dentro, entre el poder establecido.
En este espacio de fronteras, Pilar Godayol nos describe «el traduir com (a) dona» como una red significativa de representaciones textuales, subversivas, limítrofes y mestizas, que a su vez transmiten los significados y los intertextos inherentes al original, pero cambiantes en el tiempo. La autora transmite la esperanza de poder hablar sobre la posición que ocupan los espacios femeninos en el conocimiento traductológico sin perder nunca de vista tres aspectos o enfoques importantes: el feminismo, los estudios ideológicos y la deconstrucción. Para ello, divide el estudio en tres partes principales, desmontando cada uno de los conceptos implicados por medio de su análisis, mostrando así sus contradicciones y ambigüedades y (re)construyendo nuevos conceptos surgidos del mestizaje.
En el primer apartado, El gènere i la traducció: estat de la qüestió, Pilar Godayol realiza un recorrido por los distintos enfoques, dentro de los estudios de traducción, y describe las principales líneas de estudio sobre el género y la traducción.
Los estudios culturales son descritos como «disciplina pluralista y dinámica que rechaza las suposiciones esencialistas de algunas teorías de la cultura». Dado que este enfoque considera que las traducciones conllevan unas actitudes y unas presuposiciones ideológicas, nos sirve para sacar a la luz la ideología inherente en la traducción y, de esta manera, poder realizar un análisis crítico y desafiante a las élites dominantes. Puesto que traducir es un acto político, prosigue la autora, la traducción como lectura crítica de un texto original nos proporcionará toda la información necesaria sobre los subtextos que lo constituyen, la autoría, la etnia, el género y la clase social. Al elegir uno o más contenidos políticos en las traducciones podremos elegir al género como factor contextual unificador de todas las tácticas posibles.
Los estudios lingüísticos nos proporcionan la posibilidad de estudiar el nexo entre la sociedad y la lengua desde un enfoque crítico, además de analizar la lengua como medio de control social. Si combinamos ambos enfoques, estudios culturales-estudios lingüísticos, podremos obtener un modelo integrador. De esta manera, las lecturas críticas de los textos en otra lengua pasarían a ser lecturas de resistencia contra las lecturas correctas de los textos correctos. Ahora bien, esta práctica debe ser considerada a su vez como provisional, flexible, negociadora y sujeta a una revisión constante, para que no se convierta en otro modelo estático y poder trabajar en un espacio de frontera teórico.
Como «tanto el género como la traducción son puntos intertextuales enmarcados en unos discursos sociales y culturales», el género se plantea como la piedra angular que rompería los límites del binomio masculino-femenino. Este binomio es representado en numerosas ocasiones: autor-traducción, traductor-traducción, traductor-autor-traducción, autor-lengua, traductor-lengua, etc.
Con un entretenido recorrido por Les traductores i la teoría de la traducció al llarg dels segles, Godayol nos acerca al trabajo realizado por una serie de escritoras-traductoras, transmitiendo magníficamente sus posturas ante el arte de traducir. Se trata de un paseo a lo largo de la historia, donde se analizan los trabajos de distintas mujeres de diferentes países y escuelas que intentaron hacerse “visibles” en los prólogos de los libros que traducían. Autoras como Katherine Fowler Philips, Suzanne du Vegerre, Aphra Behn, Madame Riccoboni, Sarah Austin, Susanna Winkworth, Harriet Martineau, Marian Evans, Emilia Pardo Bazán o Germaine de Staël, nos legan sus reflexiones, aplicables a las prácticas de traducción actuales, que sirven como fuente inestimable en el estudio ideológico de la traducción en el pasado y en los estudios de género y traducción, abriendo nuevas reflexiones sobre la naturaleza de la autoría, la autoridad y la identidad de los textos.
La traducción implica entrar en otra cultura y otra lengua. Por ello, las traductoras culturales deben aprender una y otra vez a leer, cada vez que traducen un nuevo texto, para no imponer los valores de su propia cultura. Este estado de alerta lector puede abrir el diálogo entre el sujeto y el objeto cultural, facilitando la comunicación en la diferencia, y dando la palabra a las voces ocultas de las minorías, en el espacio de frontera. No se trata de un acto de responsabilidad ética porque el intercambio cultural se da en ambos sentidos, sino de una intersección de múltiples factores y formas culturales, de territorios de frontera cambiantes donde hay que aprender a aprender con el otro. Como dice Pilar Godayol «aquesta labor es basa en el convenciment que és possible construir un objecte traductològic que contingui, com a mínim, dos mons, dues identitats i dues cultures a la vegada».
En la segunda parte del libro, El gènere i la traducció literària, la autora nos presenta el concepto traduir com (a) dona, presentándolo como una metáfora y una paradoja a la vez. Como metáfora debemos entenderla como traducir como mujer y, a la vez, siéndolo. Como paradoja debemos asumirla como el espacio de frontera donde se encuentran el texto original y la traducción, el hombre y la mujer, el primer y el tercer mundo, etc., que queda resumido en el (a). Este es el espacio de intersección donde uno es el otro y viceversa. Desde esta perspectiva, quien traduce rechaza la política autoritaria dominante y se convierte en mestiza, subjetiva, factor de (re)construcción y (re)codificación. El acto de traducir se hace visible de manera explícita por medio de prólogos, notas a pie de página o interviniendo directamente en el texto traducido. Godayol, muy hábilmente, nos da la clave para llevar a cabo esta actividad:
La millor manera de llegir, interpretar i crear literatura és des del conflicte, acceptant el joc complex i discontinu que es crea entre el subjecte i l´objecte, i intentant admetre que un discurs pot ser alhora instrument i resistència de les elits dominats.
Este espacio de frontera, como defienden S. J. Levine y C. Maier, es un espacio de diálogo con muchas voces, identidades, culturas y lenguas, de donde nace la más fructífera de las lecturas traductológicas y donde la relación de poder entre el texto/cultura de origen y de destino deja de existir. Es cierto que traducir desde una posición de género afectará a la manera en que se leerá, interpretará y traducirá el texto, de manera consciente o no, pero ambas autoras defienden que la implicación es más subversiva que el silencio. No obstante, tal y como apunta P. Godayol, la posición de traducir únicamente obras de escritoras en nombre del feminismo es bastante arriesgada. No solo por el hecho de quedarse en una posición estática y manipuladora, alejada de la frontera, también porque se aíslan y autoexcluyen evitando la reconciliación por medio del diálogo. Si aislamos la categoría de mujer del resto de categorías que le proporcionan identidad ponemos en peligro la diferencia misma que se quiere aislar ya que, en palabras de la autora, «traducir como mujer implica un momento de (re)creación textual que reflexiona sobre las consecuencias de (re)escribir a una autora en una lengua y cultura diferentes, además de la (re)significación del mismo concepto de “mujer”».
El concepto de frontera en la traducción y el género se explica perfectamente con la frase de Barbara Wilson “Woman or man? Neither…I´m a translator”.
La tercera parte, Momento Musicale, representa la parte práctica del libro, con la traducción comentada del cuento Mericans de Sandra Cisneros. Por medio de distintas tácticas, la traductora interviene directamente en el texto original y hace más visible su propia ideología subversiva: comentario ideológico y desde el punto de vista como mujer, el análisis de traducciones previas de otros autores, introducción de palabras propias del español de Méjico, uso de palabras en español e inglés, en negrita y cursiva, para resaltar la posición fronteriza de la narradora del cuento. En la Cadència del final de libro, la autora reproduce la traducción del cuento de Cisneros, pero esta vez sin marcadores tipográficos, repleto de ideología, abierto a otras interpretaciones, para poder disfrutarlo en todos los sentidos.
Godayol defiende la posición intermedia en la que la conciencia del mestizaje proporciona identidades múltiples, en un cambio constante, aceptando y aprendiendo de la ambigüedad, la confrontación y la incertidumbre. Cuando se escribe desde el espacio de frontera se negocia con un nuevo género, masculino y femenino a la vez. La cooperación es la alternativa al silencio, pues da voz a la diferencia. Y al nominalizar esta diferencia, se crea la posibilidad de que algún día desaparezca. Dídac Pujol (2002) resume muy bien la intención de Pilar Godayol:
I és que Pilar Godayol ha entès molt bé el que sembla que han oblidat alguns crítics culturals: que els textos literaris no són solament ideologia, sinó també objectes linguistics i estètics que «pass through us like storm-winds, flinging open the doors of perception, pressing upon the architecture of our beliefs with their transforming powers» (George Steiner, Tolstoy or Dostoevsky, Londres, Faber, 1989 [1960], p. 3).
Sobrevivir en la frontera supone vivir sin fronteras, siempre en un cruce de caminos y, en palabras de Cixous, “Never the one without the other”.
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